4 de enero de 2010

Reflexión en soledad...

Abordaré en primer lugar la que llamaremos "soledad buscada" o "soledad positiva", pues estoy seguro que podrá ser zanjada con mayor facilidad, lo cual no significa que la considere menos importante o que no pueda llenar líneas y líneas con ella; si la trato en primer lugar es simplemente porque resulta ser más interesante para la mayoría. Pues bien, comenzaré enunciando algunas obviedades sobre el tema, por ejemplo: este estado es voluntario, de ahí que la llame "buscada", por lo tanto somos nosotros los dueños y señores, los que elegimos su utilidad y su duración; también es mucho más productiva que la "impuesta", pues en este caso nuestra mente no está atormentada por el sentimiento de soledad, sino que solamente existe por algún proposito - meditar, trabajar, estudiar, descansar, etc - en resumen podríamos decir que siempre tiene una función, por lo que también sería correcto llamarla "soledad útil". Lo cierto es que recurrimos a ella constantemente, y si nos paramos a pensarlo podríamos afirmar que debido a esto pasamos la mayor parte de nuestra vida solos, buscando esos momentos en los que aislarnos y desarrollar desde nuestro ocio a nuestro empleo, según convenga. Claro que hay actividades que no son posibles sin interacción con otras personas, pero la gran mayoría del tiempo acaba invertido en "momentos a solas"; si esto no os queda claro, o si no acabais de creerlo, tan solo teneis que pensarlo por un momento, descubrireis que no miento. Por ello concluiré esta introducción a esta categoría diciendo lo siguiente: ¿sabeis por qué elegimos la soledad en esos momentos?, ¿sabéis por qué no tememos a esos instantes de introspección y aislamiento?; la respuesta es muy sencilla, y es, simplemente, porque entonces no nos sentimos solos, estamos solos sí, pero eso no conlleva que suframos la angustia o el hartazgo que provoca la soledad en el ser humano. Son momentos de concentración, totalmente voluntarios, y no los concebimos de otra manera, pero lo cierto es que estamos tan o más solos que en el resto de situaciones; aun así nos sumergimos en ellos a menudo, y a la vez evitamos el resto de situaciones que relacionamos con la soledad. Reflexionad sobre ello, no es complicado darse cuenta de la paradoja que nosotros mismos creamos.

3 comentarios:

  1. Tras leer esto es irremediable plantearme una cuestión...¿es necesaria la soledad?

    ResponderEliminar
  2. Tienes toda la razón, muchas veces la propia persona desea la soledad, y la acepta con gusto. Pero cuando la soledad es impuesta la asimilamos como un golpe bajo.. ¿por qué no seremos capaces de verla siempre como un tiempo que pasar con nosotros mismos?

    ResponderEliminar
  3. Lo que más me ha hecho darle vueltas es el hecho de que es "la misma soledad", como tú dices. Qué paradoja. Este tipo de percepciones también se dan con otras cosas. Y es muy curioso... ¡Seguiré leyéndote!
    Un beso,
    Marta

    ResponderEliminar