1 de marzo de 2010

Entrar en un callejón sin salida...

Todavía quedan aspectos que abordar en relación a este tema, a esta categoría, y quizás el más urgente sea este: ¿es realmente positivo recurrir a ese estado de soledad siempre que lo creamos conveniente?, ¿puede eso afectarnos de alguna forma no prevista? O incluso me atrevería a decir: ¿puede la "soledad buscada" arrastrarnos hasta un punto en el que no haya retorno? Bien, tratar este tema no será fácil, pero voy a intentarlo. En principio zanjaré la primera cuestión diciendo que es muy probable que sí, pues hay cosas que ya aclaramos han de llevarse a cabo por uno mismo y solo con uno mismo; pero también es cierto que algunos individuos abusan de ello, cayendo en una trampa que puede alejarlos en exceso del resto de personas de su entorno e incluso, en último término, de la propia realidad. A la segunda pregunta propuesta ya he comenzado a dar respuesta al decir que sí pueden derivarse secuelas de un retiro continuado, bien físico o solamente de atención, ya que para desarrollar una vida más o menos normal el contacto es inevitable, y necesario en la inmensa mayoría de casos; eso no quiere decir que no haya personas que lleguen a necesitar esa abstención de contacto, bien como medida terapeútica a algún trastorno psicológico o como una pura medida de seguridad para el resto de personas, o incluso para sí mismo. Pero sin entrar en esos casos particulares podríamos terminar diciendo que el hecho de que en ocasiones la soledad tenga "efectos secundarios", por así decirlo, es algo sobradamente conocido, poco importa que se nos imponga o seamos nosotros quienes escojamos quedarnos solos, pues, y ya contestando a la última cuestión, es realmente fácil engañarnos a nosotros mismos y creer que lo que empezó como un retiro voluntario se ha convertido en un condicionamiento, que ahora es el entorno el que no nos acepta, que ya no encajamos; por ello hay que ser muy prudente cuando, sea por el motivo que sea, elegimos estar solos, ya que hasta la mente más lúcida puede caer en la paranoia y el autoengaño. Así que finalizaré esta parte dando un pequeño, pero creo que valioso, consejo, que seguramente hallais escuchado infinidad de veces, y al que con certeza pocas veces habéis hecho el más mínimo caso: no compliquéis una situación difícil dando la espalda al mundo, no permanezcáis solos más tiempo que el puramente necesario, pues esa es la fórmula para poder aprovechar la soledad tal y como solo ella puede sernos beneficiosa, sin llegar a depender de ella como de una droga, ni tampoco abandonándola creyendo que es dañina en todas sus facetas. Vivid la soledad, pero no viváis solos.