23 de diciembre de 2009

Antes de nada...

Antes de nada me veo obligado a aclarar mis premisas, así todo aquel que acabe leyendo esto podrá seguirme sin problemas; o almenos no con más problemas todavía de los que ya implica este astilloso tema en el que me dispongo a introducirme, yo solo, sin ayuda, sin inspiración, sin fuerzas cabría decir. Pues bien, para comenzar me haré la primera pregunta: ¿qué es la soledad? Seguramente muchos podreis dar miles, si no millones, de respuestas, pero yo solo ansío una. Esa respuesta para mí ya es obvia, pues es la primera vez que la escribo, pero no la primera vez que me la planteo; la soledad es en sentido estricto, ni más ni menos, que la falta de absolutamente todo, excepto ella misma. No es una sensación, ni una circunstancia, es un estado del ser, del ser consigo mismo, un caldo de cultivo espléndido para las más profundas abstracciones de la mente humana, pero también la primera causa indiscutible de trastornos psíquicos. La soledad sería el reflejo del estado, en este caso permanente, de Dios - si es que existe claro, en lo cual no pretendo intervenir - pero también es lo más cercano que estaremos, sin riesgos, de la muerte, de la no existencia, ¡que no de la no consciencia!, esto último solo se pierde cuando se cruza el humbral hacia el vacío, así que mientras la soledad nos "acompañe" debemos aprovechar para poner en práctica la reflexión, pues las conclusiones a las que se llegan sobre uno mismo en este estado son siempre las más acertadas, al igual que es también el estado preferido por la ciencia para alcanzar nuevas metas. La soledad es, en resumen, una de las cosas más valiosas que puede experimentar un ser inteligente, pero, al mismo tiempo, pues esto es siempre indivisible dentro de ella, es el estado de existencia más perjudicial para cualquier criatura de naturaleza social. Nos oprime, nos desahoga, nos harta, nos hace libres, nos destruye, nos reaviva; la soledad es muy valiosa sí, pero también es tremendamente dañina. Aquí, en estas líneas, intentaré dar sentido al hecho de "estar solo", las múltiples variantes que puede tener - pues no hay un solo tipo de soledad - y el uso que se puede hacer de este fenómeno que, en realidad, en este planeta superpoblado, es la primera causa de locura, perturbaciones psicosomáticas y, en último término, suicidios. Me atreveré a recorrer el camino de la soledad en soledad, valga la redundancia, pero ahora os pregunto: ¿realmente teneis la suficiente curiosidad como para leer la crónica de este viaje? Os espero, pero eso sí, estaré yo solo hasta el final, no lo olvideis.    

2 comentarios:

  1. Me gusta el tema, muy filosófico =)


    A lo mejor tú estás solo mientras escribes, pero yo estoy contigo mientras te leo :P

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